miércoles, 27 de marzo de 2013

OCHO MOLÉCULAS PARA MEJORAR DIAGNÓSTICO SFC

NOTICIA DIFUNDIDA POR LA AGENCIA EFE EL 26 de MARZO de 2013

Barcelona, 26 mar (EFE).- El Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa y el Instituto de Investigación en Ciencias de la Salud del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona han liderado un estudio que ha identificado ocho moléculas que podrían servir para mejorar el diagnóstico del Síndrome de Fatiga Crónica (SFC).
Según ha informado IrsiCaixa, los investigadores han demostrado alteraciones de este grupo de moléculas en personas con el SFC, que parecen estar asociadas a un peor funcionamiento del sistema inmunitario.
La investigación supone un importante avance, dado que actualmente el diagnóstico de esta enfermedad se basa únicamente en la evaluación de sus síntomas, aunque los científicos han puntualizado que necesitan confirmar los resultados con estudios más amplios.
Los resultados de este estudio, que se acaban de publicar en la revista científica "Journal of Translational Medicine", podrán mejorar el conocimiento de una enfermedad que se estima que en España afecta a 1 de cada 1.000 personas.
La investigación ha contado con la colaboración del grupo de investigación en Fatiga Crónica del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR) y de la Clínica SFC de Tarragona, así como con el apoyo de diferentes asociaciones de personas afectadas por este síndrome, de la Fundación Lucha contra el Sida y de la Clínica Delfos.
Los especialistas han explicado que el Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) es una enfermedad compleja que afecta a los sistemas inmunitario, neurológico, cardiovascular y endocrino de las personas que lo padecen.
Provoca un cansancio constante que no puede atribuirse a un esfuerzo reciente y que no mejora con el descanso, por lo que los pacientes se ven obligados a reducir de forma significativa su actividad diaria.
Actualmente, se desconoce el origen de esta enfermedad, que ocasiona una pérdida sustancial de concentración, intolerancia a la luz, al estrés emocional y a la actividad física.
También puede comportar dolor muscular y en las articulaciones, sensibilidades químicas múltiples y una sensación de estado gripal permanente.
El estudio ha identificado, por primera vez, un grupo de 8 moléculas del sistema inmunitario que los investigadores asocian a una peor respuesta inmunitaria de los pacientes con el SFC.
"Las alteraciones de estas moléculas en las personas con el SFC podría contribuir a mejorar la fiabilidad y la rapidez del diagnóstico de una enfermedad compleja y, hasta la fecha, mal definida a nivel molecular", ha explicado mediante un comunicado el coordinador del estudio y responsable del Grupo de Virología e Imnunología Celular, Julià Blanco.
Actualmente, el diagnóstico del SFC se basa únicamente en la evaluación de los síntomas clínicos descritos anteriormente, después de descartar otras enfermedades.
El diagnóstico es poco cuantitativo y requiere pruebas de esfuerzo o neurológicas que pueden ser más molestas para el paciente que una extracción de sangre. 
EFE

sábado, 23 de marzo de 2013

WILLY MEYER SOLICITA A LA COMISIÓN EUROPEA UNA MEJORA EN EL DIAGNÓSTICO Y RECONOCIMIENTO DE LA ENCEFALOMIELITIS MIÁLGICA


Bruselas, 22 de marzo de 2013

Willy Meyer ha solicitado a la Comisión Europea a que ejerza sus competencias en materia de sanidad a nivel europeo para que, en los sistemas sanitarios de los estados miembros del la Unión, se disponga de procedimientos para un correcto diagnóstico y no se confunda más la Encefalomielitis Miálgica con el Síndrome de Fatiga Crónica.
La Encefalomielitis Miálgica está clasificada según la comunidad científica internacional como una grave enfermedad neurológica, sin embargo el Síndrome de Fatiga Crónica, es un concepto indefinido que puede inducir a errores de diagnosis. En 2009 la Comisaría de la Dirección General de Sanidad y Consumo Androulla Vassiliou admitió que este término podía inducir a confusión y a problemas con los pacientes, sin embargo poco se ha avanzado en la corrección de dichos diagnósticos. Las personas afectadas por la Encefalomielitis Miálgica se encuentran en una desesperada situación de indefensión debido a continuos diagnósticos erróneos que califican su enfermedad erróneamente como un problema psicológico en lugar de una enfermedad neurológica.
"Los sistemas públicos de salud de los estados miembros deben garantizar por todos los medios a su disposición la diagnosis certera de todas las enfermedades reconocidas por la comunidad científica internacional, cualquier error en este paso tiene gravísimas consecuencias para los afectados" sostuvo el eurodiputado de Izquierda Unida refiriéndose a los afectados de esta enfermedad. La Pregunta Parlamentaria presentada por Meyer recoge la necesidad de que los estados miembros deban implementar los criterios establecidos en el Consenso de Canadá 2003/ICC 2013 para una efectiva diagnosis de la Encefalomielitis Miálgica; así como insiste en que la Comisión Europea debe poner a disposición fondos para la investigación biomédica para mejorar las técnicas de diagnóstico y los posibles tratamientos para esta gravísima enfermedad neuronal.
La Comisión Europea también debe ser consciente de que los estados miembros de la Unión no pueden incumplir los acuerdos internacionales que obligan a reconocer las enfermedades identificadas por la Organización Mundial de la Salud que en su Clasificación Internacional de Enfermedades reconoce esta enfermedad. Del mismo modo la Organización Internacional del Trabajo reconoce esta enfermedad, resultando cada caso de diagnóstico erróneo de esta enfermedad, un incumplimiento de los acuerdos adquiridos con estas dos instituciones.
Que iplementen una correcta  inste a los estados miembros de la Unión a que incluyan la Sensibilidad Química Múltiple y la Hipersensibilidad electromagnética como enfermedades oficiales dentro de sus respectivos sistemas sanitarios.
Meyer se ha dirigido por escrito a la Dirección General de Sanidad y Consumo de la Comisión para expresar la necesidad de que estas enfermedades sean incluidas en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y en las respectivas listas nacionales de enfermedades profesionales. Según Meyer, "Resulta necesaria una legislación que proteja a todos los enfermos europeos y no trate de evitar responsabilidades negando la existencia de estas enfermedades". Actualmente estos problemas de salud suelen ser negados o diagnosticados como problemas psicológicos lo cual supone que estos enfermos "se encuentran una situación de completa indefensión y doble sufrimiento, puesto que más allá de sufrir los dolorosos efectos vienen a ser tratados por los sistemas públicos de salud como enfermos mentales", sostuvo Meyer. 
La Sensibilidad Química Múltiple y la Hipersensibilidad Electromagnética son enfermedades que aún no está recogidas como tales por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero la comunidad científica está realizando numerosos descubrimientos y avances en la detección y evaluación de estos síndromes. Estas enfermedades muchas veces han sido diagnosticadas como el Síndrome de Fatiga Crónica, que resulta un cajón de sastre donde, en ausencia de mejores clasificaciones, se tipifican las enfermedades citadas. 
El reconocimiento de estas enfermedades supondría, según el eurodiputado, la necesidad de "aplicar las normas existentes en términos de radiación electromagnética y exposición a sustancias nocivas, así como revisar los límites actuales hasta garantizar el mínimo impacto sobre la salud de los enfermos", cuestión por la que su reconocimiento supondría elevados costes. En la actualidad se toleran límites de contaminación electromagnética y química que impiden a estos enfermos llevar a cabo una vida normal y es por ello que la Comisión debería actuar para garantizar el derecho a una vida saludable a todos los ciudadanos europeos.
Para más información, Oficina de Willy Meyer: willy.meyer-office@europarl.europa.eu
Tfn: +32 2284 5557 Fax: +32 2284 9557




miércoles, 20 de marzo de 2013

Víctimas del mercurio


Asturias investiga la mayor intoxicación por este metal pesado ocurrida en España
Cerca de un centenar de obreros de una fábrica de zinc en Avilés están afectados




-       Carlos Martínez, oficial de primera montador de estructuras, 46 años, lleva media vida metido en calderas, silos con ácido, cementeras, hornos de coc de los que salía “como un watusi”… Y nunca, asegura, había trabajado en un ambiente como el que encontró a finales de noviembre pasado en la fábrica de Asturiana de Zinc en San Juan de Nieva, junto a la ría de Avilés. Fue contratado, junto con otro medio centenar de obreros, por la empresa Ingeniería Montajes del Norte S. A. (Imsa), para trabajar en una parada técnica en la tercera factoría que más zinc produce en el mundo. Pese a la mascarilla, aquel aire “se mascaba”, recuerda. El 2 de diciembre, tras dos semanas de trabajo, ingresó de urgencia en el hospital de Avilés. Intoxicación aguda por mercurio y zinc, reza su informe de alta.
-       Desde su cama en la UCI, con la cara hinchada, “los ganglios como nueces”, náuseas y diarrea, reconoció la voz de su compañero Laureano. Luego supo que llegaron más. Todos con síntomas parecidos. La intoxicación afectó inicialmente a medio centenar de trabajadores de Imsa, los que participaron en la reparación del intercambiador de la planta de tostación número 4 de Asturiana de Zinc. Después empezaron los análisis de sangre masivos, tanto a los empleados de la empresa —tiene más de 800— como a los de las 18 subcontratas que trabajaron en la parada programada. Una treintena más de personas han ido dando positivo, algunas con puestos de trabajo en edificios alejados del foco original. El informe médico de Martínez señala que al llegar a urgencias le encontraron 632 microgramos de mercurio por litro en sangre. El límite son 15.
-       Las cifras de afectados varían según el departamento del Gobierno de Asturias en el que se pregunte. Y de nada sirve hacerlo en Asturiana de Zinc, que asegura tener aún en curso su investigación y considera “una irresponsabilidad” hacer conjeturas. Lo cierto es que han pasado tres meses y medio de la que los expertos consideran la mayor intoxicación por mercurio registrada en España y probablemente en Europa. Un tiempo durante el que ha ido creciendo la intranquilidad de algunos vecinos cuyas casas prácticamente lindan con la factoría. Pasado este tiempo, sigue sin conocerse qué pasó en la planta de tostación número 4. ¿Por qué estaba allí ese mercurio?

“El ambiente estaba muy cargado”

Carlos Martínez, a la izquierda, y David Peláez, dos afectados. / PACO PAREDES
“El ambiente siempre estuvo muy cargado”, asegura David Peláez, de 36 años, uno de los operarios de Imsa que participó en la parada técnica de Asturiana de Zinc. “Llegaba a casa reventado, y no era el cansancio físico habitual. Me cambió el carácter, estaba siempre de mala hostia. Me costaba dormir, y aún me cuesta. Tengo lagrimeo y noto pinchazos en el lado derecho”. Aún está de baja, aunque su caso no fue de los más graves de entre los intoxicados por mercurio. No llegó a ingresar en el hospital, pero sus análisis mostraron 249 microgramos por litro en sangre de este metal pesado.
“El término ‘normal’ es relativo”, señala Fernando Carreras, subdirector de Sanidad Ambiental y Salud Laboral del Ministerio de Sanidad. “Según la OMS, el valor estándar en sangre es de 10 microgramos, pero no está definido un nivel a partir del cual aparezcan los síntomas”, añade. Distingue entre la intoxicación aguda, como la que han padecido los obreros de Avilés, muy poco habitual, y la crónica: “El mercurio va acumulándose poco a poco y afecta al sistema nervioso central. Hay síntomas neuronales irreversibles”, explica.
En la intoxicación aguda, como la que padecieron Peláez y su compañero Carlos Martínez, se producen úlceras en la boca, diarrea, colitis, sangrado de encías... Aunque la exposición sea corta, también puede ocasionar daños graves, por ejemplo en la función renal.
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